DEL GALLO 53
Algún día dirán ¡Barcelona!...
Temblando como una hoja,
blanca como papel,
aturdida por tanta espera
la tendré a mis piés...
y despacio, lentamente,
la recorreré.
No veré rascacielos,
modernidades o museos,
los veré después,
que quiero encontrar primero
la Calle del Gallo 53....
Al tiempo, las vecinas,
yo sé, comentarán:
_¿Has visto la loca?
¿Qué de a ratos canta
y de a ratos ríe mientras llora?
_¿La qué a todos pregunta?
_¡La argentina esa,
que siempre interroga!
_Algo dijo de un perro,
San Bernardo famoso,
que sacaba a los niños del mar...
_Habla de un taller de costura,
para señoras de la sociedad.
_ “Bonanit em bonora,
Hasta damá si Deu vou!”
Dice en mal catalán...
_¡Es lo único que sabe,
por eso siempre repite!...
Sorda a sus comentarios,
yo buscaré a los más viejos,
a los catalanes de mayor edad,
Era un edificio,
De al menos tres plantas donde nació mi papá...
Abajo había un café,
dicen de bohemios y de artistas...
¿Alguien lo recuerda?
En el primer piso, mi bisabuela,
Doña Rosa Armela
(¿o era una Bonet?)
tenía su taller...
Allí la Barrientos cantaba
mientras cosía...
¿Nadie le ha contado?
Al café llegan las voces
De las costureras
Mientras cosen, cantan
Arias y zarzuelas...
...escaleras de mármol
blancas y anchas.
Las puertas enormes,
lustrosas, pesadas,
manijas de bronce, redondas
con los dientes del gran
San Bernardo, marcadas...
Sin importarme más nada,
seguiré por las calles:
¿Es Pradell o Bradell? ¿Dónde queda?
¿Existe Ribes Albes?
¿Qué sabes de Villa Real?
¿Dónde queda Falset?
¿Cómo llego?
De los Tort... de los Socías ¿Habeís oído?
¿Conoces algún Fornes?
Al caer la tarde
buscaré en la playa
un lugar solitario.
Arrodillada en la arena
hundiré las manos en la espuma.
Barcelona a mis espaldas
y de cara al mar,
con los ojos quietos
en el horizonte anochecido...
¡sé que voy a llorar!