26/10/10

RELOJ DE PARED

¡Alto! ¡Regístrese para la posteridad!
“15 de noviembre del 92,
7 de la mañana.”
Fecha y hora del magnífico descubrimiento...
Hecho impresionante.
Después de ese momento
el universo no volvería a ser igual.

Sonaron las campanas.
Lo miré.
Vi brillar en la penumbra
su caja lustrada.
Seguí el balanceo de su luna...

-Pensar que fuiste de los abuelos,
y seguís andando...-

Lo imaginé a él,
trayéndote a la casa.
La alegría de los chicos
(¡la mami... los tíos!...)
al abrir el paquete.
Cuando ella te limpiaba, seguro,
brillabas más.

A través de las lágrimas
te veo tan, tan, tan hermoso.
Te envidié.
Te envidio...

Gozaste un privilegio que me fue negado,
las manos de Lucía y Salvador,
¡te acariciaron!

12/3/10

EN MEMORIA

Ya no están.
Me niego a nombrarlos.
Como esa caja que no puedes arrojar
pero que temes abrir.

Sus nombres desatarían
sentimientos en tornados.
Tormentas de verano,
pasajeras, sí, pero feroces.

Mejor ni nombrarlos,
si ya no están...

¡Es que los amo tanto!


13/2/10

DECIDIR

Tracé una línea y dije:
“Hasta aquí llegué...”

Dique invisible
e infranqueable.
Límite auto impuesto.
Refugio en la duna.
Estrategia de supervivencia.

Decisión no negociable,
pero que podría ser,
bajo ciertas condiciones
interiores,
sujeta a revisión.

18/1/10

CONFESIÓN

Ante tanto dolor ajeno,

tanta soledad y pena,

escribir con alegría... ¡me da vergüenza!


1/1/10

Mensaje

Te escribo como quién no sabe bien para qué
ni cómo.
Te escribo como el que tiene necesidad
de decirte algo,
pero que no termina de entender
para qué o si acaso te interesa.

En fin, te escribo porque tengo ganas
de poner sobre el papel las ideas,
y verlas luego, como de otro.
Sorprenderme, tal vez, con lo que lean mis ojos.
Encontrarme... ¡aquí estoy yo!...
y esconderme un poco.