
Ayer le dieron el alta en el sanatorio donde estuvo internada la última semana. No pude traerla de vuelta a casa. Tuve que llevarla a una residencia para ancianos, para que le brinden los cuidados que necesita y no puedo darle.
Y aunque su médico asegura que es lo mejor,
mi corazón no se conforma.
Mi natural rebeldía multiplicada.
Herida en el orgullo, acomplejada de inútil,
repetí mil veces, sin cansarme:
se estremecerían los cimientos de la tierra.
Mi mente dice ambiente amoroso, atención de primera.
Mi corazón no se conforma.
Mi mente sabe, son hermanos en la fe.
Atención médica y enfermeras permanente.
Música, gimnasia adaptada y laborterapia.
Mi mente sabe. Mi corazón no se conforma.
Si pudieras oír los aullidos de mi alma,
se estremecerían los cimientos de la tierra.”
En los estragos que la edad causa en mi madre,
el dolor clava sus mil dientecitos de cristal y acero en mis carnes
al palpar los estragos y la decadencia de la raza.
Y clamo a las alturas:
¡Señor, regresa pronto y restaura!
“¡Cuando esto corrupto se vista de incorrupción,
y lo mortal se revista de inmortalidad!...
Todos seremos transformados…
No te entristezcas como aquellos que no tienen esperanza…
¡La venganza es mía dice el Señor!”
Se unen a su canto de alabanza:
“¡Sorbida es la muerte en victoria!
¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón,
dónde, oh sepulcro, tu victoria?”
“Ya no habrá enfermedad, ni dolor, ni muerte.
Dios mismo enjugará tus lágrimas…”
“El cielo nuevo y la tierra nueva…ya llegan.”
y mi corazón haya consuelo en la esperanza!
¡Proclama el Señor sus promesas, y el universo tiembla!
1 comentario:
Alexis, amigo, espero que si la cuerda de mi dolor hizo vibrar la tuya, también haya podido arrancar de tu alma una melodía de esperanza. De corazón
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